
Desorientada y confundida. La otrora princesa del pop pasó las noches previas a su internamiento deambulando por las calles de la ciudad, tomando pastillas, bebidas energizantes y laxantes que le impedían conciliar el sueño, y hablando a extraños con un marcado acento británico.
La artista de 26 años tuvo que ser llevada al nosocomio “por su propia seguridad” a bordo de una ambulancia escoltada por la policía.
Horas más tarde Britney fue sedada para evitar que pueda agredir a los médicos y a su madre Lynne, a quien acusó de haberse acostado con su ex novio.
“El comportamiento de Britney se volvió muy aterrador. Ella llegó a una fase maniática. No había dormido por más de 60 horas y se mantuvo despierta tomando pastillas y Red Bull”, dijo una fuente cercana a The Sun.
“Estaba pálida, temblorosa y hablaba con ella misma. Intentamos darle píldoras para dormir pero no hicieron efecto. El psicólogo llegó a su casa acompañado de su madre pero ella solo le gritó obscenidades”, agregó.
“Estaba sicótica. El doctor y la familia planeaban internarla y sabían que no podían esperar mucho así que llamaron a la policía. Para cuando ellos llegaron Britney ya se había calmado y lucía muy triste”.
Los padres de la cantante, Lynne y Jamie, lloraron en la ambulancia mientras la mayor de sus hijas era trasladada al hospital. Ambos fueron seguidos los Alli Sims, su amigo Sam Lufti y el paparazzo Adnan Ghalib.
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